¿Quién se resiste a no fotografiar a un bebé recién nacido durmiendo plácidamente como Óscar en sus primeros ocho días de vida? Mientras trabajamos con los pequeños nos gusta mucho que los padres participen con nosotros, sólo hay que verlos, su cara de ilusión y felicidad por ver a su pequeño o pequeña posando por primera vez en una sesión de fotos profesional, si a todo esto le sumamos las posturas que solemos ponerles, se les cae literalmente la baba. Cuando los papás pasan a vernos para pedirnos cita en nuestro estudio, solemos darle unas pautas o recomendaciones para que la sesión se desarrolle como es debido, sobre todo en lo referido al bienestar del bebé, por eso el ambiente en el que se desarrolle la sesión es tan importante, la tranquilidad, música relajante, la temperatura adecuada, todos esos factores son decisivos para poder empezar a trabajar con el recién nacido.

Muchas de las fotos que hacemos durante la sesión se centran en esos pequeños grandes detalles que nos llaman la atención de los niños, las arruguitas que se le forman, sus narices, pestañas, cualquier parte del cuerpo de los bebés es digna de fotografiar, cuando ellos se relajan y empiezan a dormir plácidamente es cuando nosotros entramos en acción y empezamos a moverlos y colocarlos a nuestro antojo, es tan gratificante que no se puede explicar con palabras, es una experiencia que hay que vivir.

No todos los días tenemos ocasión de poder hacer reportajes fotográficos de bebés recién nacidos en nuestro estudio, pero cuando los tenemos allí intentamos sacarles el máximo partido,  y cuando conseguimos sintonizar con ellos, esa magia que tienen estos pequeños fluye. Lo malo de hacer fotos de recién nacido mientras duermen o como también los llamamos, newborn, es que siempre te quedas con ganas de más… quien se anima??

Disfrutad!