La boda civil de Cristina y Julio estuvo cargada de momentos muy emotivos y nuestras cámaras tuvieron el privilegio de ser testigos.

Una de las cosas que más nos gusta de nuestro trabajo es conocer a personas maravillosas y viajar a rincones de nuestro país que nunca antes habíamos pisado. En este caso, el trabajo nos llevó hasta la luminosa ciudad de Elche, donde fuimos afortunados testigos de la boda civil al aire libre de Cristina y Julio, una pareja encantadora, llena de vitalidad y con tanta luz o más que la tierra que habitan.

Cristina y Julio son de Elche. Hace escasos meses tuvieron un retoño, una niña que es el eje de sus mundos. Su hija, un regalo de la vida que les ha colmado de felicidad, también de fuerza y entusiasmo por hacer de cada día un bello regalo. Un motivo, el principal motivo de sus vidas.

Arrancó el día y con él también nació cierto nerviosismo y la satisfactoria responsabilidad de que todo saliera a pedir de boca, como se suele decir. Desde las primeras horas de uno de los días más importantes de la pareja, compartimos con ellos sus nervios y alegría. La ceremonia, una boda civil al aire libre, fue un reflejo de la autenticidad que ellos emanan y de la admiración y el cariño que se profesan. Nuestros objetivos tuvieron la fortuna de ser testigos mudos y privilegiados de miradas cómplices, tiernos guiños y besos pasionales entre los contrayentes. Pero también del calor y el cariño que recibieron en un día tan importante Julio y Cristina.

La emoción se dejaba ver en cada gesto. Asomaba sin querer en cada ademán y palabras. También en el brillo de los ojos de los contrayentes, de sus familiares, de sus amigos. La emoción se podía respirar. El novio se mostraba feliz. Nos contaba que estaba saliendo todo perfecto, los sentimientos afloraban y la pareja sentía el cariño y la implicación de cada familiar y amigo. Sin duda, los novios quisieron que el día de su boda civil fuera inolvidable, no sólo para ellos, también para todas y cada una de las personas con las que compartieron su enlace y, por tanto, la felicidad de su unión.

Durante la boda civil al aire libre, los asistentes pudimos comprobar el amor que emana de esta pareja, ahora ya marido y mujer. Nosotros disfrutamos de lo lindo en una tierra, Elche, en un entono, una masía con infinitas posibilidades para nuestras cámaras y de unas personas que nos hicieron el trabajo muy fácil. Y es que todo fluye cuando se está a gusto. Hay quien dice que el equilibrio es imposible. Nosotros creemos que es un estado complicado de conquistar, pero que hicimos nuestro durante la boda de Cristina y Julio. Desde el minuto uno todo fluyó con absoluta naturalidad. El equilibrio fue posible.

Uno de nuestros principales objetivos a la hora de realizar un trabajo de fotografía de boda es no interferir en absoluto en el desarrollo de cada acontecimiento y procurar que los novios estén lo más cómodos posible. Por ello buscamos ser testigos invisibles, captar cada sutil detalle, plasmar en nuestras instantáneas el acontecer de cada momento, sin más pretensión de que todo transcurra, en ocasiones según lo establecido, en otras con la chispa que aporta lo espontáneo. Y nuestro cometido con Cristina y Julio, fue fácil. Muy fácil.

Tanto la propia ceremonia como la celebración se desarrollaron en La Masía de Chencho, una casona de principios del siglo XIX ubicada en el campo ilicitano, el lugar perfecto para esta boda civil al aire libre. El entorno contribuyó a embellecer las instantáneas de la ceremonia, el banquete y el baile. Buen escenario el de una casona, en sus orígenes utilizada como casa de labranza que permaneció intacta hasta 1984. En esta fecha se restauró, pero su dueño logró mantener intacto su carácter rústico y campestre. El pasado y el presente se combinan a la perfección en este imponente escenario. Los novios consiguieron formalizar su enlace en un ambiente que propiciaba elegancia y originalidad a un momento supremo en sus vidas. El interior de la masía, con un gran número de pinturas y joyas decorativas también ayudó a aportar un plus de sofisticación a la boda y cómo no, a nuestras fotografías.

Julio y Cristina. Cristina y Julio. Una vez más y desde aquí de manera explícita: ¡Muchas gracias por confiar en nosotros para vuestra boda civil y por hacernos el trabajo tan sencillo! Enhorabuena y esperamos vernos en otro cercano y feliz acontecimiento.