La emocionante boda en la playa que todos disfrutamos

Cuando José bajó a la Feria de Málaga un 16 de agosto animado por su prima, no podía imaginar que allí conocería al amor de su vida. Su familiar estaba convencida de que Mar era la chica ideal para él, y durante meses planeó el encuentro que finalmente dio lugar a una bonita relación.

Tras varios encuentros, no tan improvisados como hacían creer, en Madrid y Logroño, Mar y José se fueron conociendo poco a poco y pronto se dieron cuenta de que estaban hechos el uno para el otro. Por eso no es extraño que su historia de amor acabase en una preciosa boda en la playa que tuvimos la suerte de compartir con ellos el pasado 29 de agosto en Estepona. ¡Esperamos que las fotografías de boda en la playa que les hicimos os gusten tanto como a nosotros!

Cuando los novios llegan a nosotros, siempre me gusta preguntarles por su pedida de mano. La de José no pudo ser más romántica. Y es que, emulando el que podría ser el guion de cualquier película, se declaró durante un crucero por Manhattan. ¡Aún recuerdo el brillo en sus ojos cuando lo contaban!

Con una pedida de matrimonio como esa, la boda prometía y no defraudó. El día amaneció soleado en Estepona, como contagiado de la felicidad de la pareja que había elegido este enclave malagueño para darse el sí quiero. Los primeros instantes de la jornada los compartimos con el novio. Mientras José se ponía sus mejores galas para el gran día, en su casa, su madre y su hermana lo ayudaban en cada paso. Su madre, especialmente, lo miraba embelesada y con la emoción que solo muestra una madre cuando se casa su hijo. De hecho, algunas de las fotos más bonitas del día las protagonizaron ellos dos: José y su madre, o él y su hermana, fundidos en abrazos que decían mucho más que cualquier palabra. De nuevo gracias desde aquí por dejarme compartir esos momentos con vosotros.

Para Mar, el día comenzó con sus preparativos para peinarse y maquillarse en el día más importante de su vida, que confió en las manos de la peluquera que siempre había peinado siempre a su madre y en la hija de esta, maquilladora de profesión. El peinado, un recogido bajo a modo de coleta y el maquillaje, muy natural, no hicieron más que hacer que estuviese aún más guapa si cabe de lo que ella ya es de por sí.

Una vez cumplida la cita de Mar con el maquillaje y la peluquería (imprescindibles para cualquier novia), empezamos a sentir los primeros nervios, esas mariposas en el estómago que siento cada vez que fotografió a una novia, consciente de que voy a ser el primero en conocer el secreto mejor guardado del día: el vestido de la novia y todos sus complementos.

Mar había elegido bien. Su vestido, un precioso diseño de la colección Perfume de Jesús Peiró, no podía sentarle mejor. El escote ilusión del vestido y su impresionante falda de tul convirtieron a Mar en una princesa moderna dando un toque muy romántico a su look.

Mientras se preparaba, no pude dejar de hacer fotos a algunos de sus complementos. Y es que, si hay algo que he aprendido a lo largo de mis años como fotógrafo de boda, es que una vez que pase el gran día, a ellas les gusta tener un recuerdo de todo. El vestido es importante, sí, pero no lo son menos, los zapatos, que en este caso eran de la firma Lodi; ni el ramo de la novia, ese accesorio casi obligado cuando se da el sí quiero, que en el caso de Mar estaba elaborado a base de tres tipos de rosa: magenta, rosa y naranja.

Una vez listos los novios, tocaba irse a la iglesia para no perder detalle de la ceremonia. Ver allí a José esperando a Mar, nervioso e impaciente y su emoción al verla entrar, fueron momentos que ellos mismos me contaron luego que eran especiales para ellos.

Sus miradas y gestos en la iglesia, enlazándose las manos, diciéndose todo con la mirada o los gestos traviesos y pícaros de los niños que componían el cortejo son otras de las instantáneas que nunca dejo de hacer, consciente de que son esos detalles los que después te ayudan a revivir el gran día.

Unas fotos espectaculares junto a la playa

Y tras el sí quiero y la salida de la iglesia con suelta de globos incorporada, llegó uno de mis momentos favoritos como fotógrafo de bodas: el tiempo dedicado a que los novios se hiciesen sus primeras fotos como marido y mujer. Para mí, son instantes mágicos, ya que es el primer momento que pasan casi “a solas” como recién casados y sus miradas y gestos cómplices muchas veces lo dicen todo. Yo siempre digo que esas fotos son “fáciles” en el sentido de que la sonrisa siempre les acompaña y esa felicidad también es capaz de captarla la cámara. En el caso de Mar y José, con la playa como coprotagonista, el resultado solo podía ser impresionante y hay muchas imágenes para el recuerdo.

Tras esas primeras fotos juntos, llegó el momento de volver a la tierra y dirigirnos al Hotel Don Pepe de Marbella, el lugar elegido por los novios para el convite. De esa etapa de la boda siempre intento captar la felicidad de la pareja cuando entra al salón y , por supuesto, la euforia de sus invitados. Recuerdo perfectamente el primer brindis como pareja con el sonido del mar de fondo, no todos los fines de semana tenemos la suerte de hacer un reportaje de boda en una playa de Málaga.

Tampoco nos olvidamos de detalles de la decoración. ¿Cómo eran los manteles? ¿Qué tipo de flores había en los centros? ¿Y esos meseros que con tanto cariño preparamos? Son preguntas que, cuando pase el tiempo y veáis las fotos os acabaréis haciendo. Por eso, yo trato de que las respuestas a esas preguntas siempre estén en mis imágenes sin descuidar ningún detalle. En este caso, además, las minutas y el logo de los novios habían sido diseñados por el hermano de Mar, así que había aún más motivos para darle protagonismo en las imágenes.

Y acabada la cena llegó uno de mis momentos favoritos, por la intimidad que rezuma: el baile de los novios. Mar y José escogieron la canción de Elthon John «Can you feel the love tonight«, que, como ellos mismos me comentaron forma parte de la banda sonora del Rey León, un musical que tiene un significado especial para ellos ya que fueron a verlo cuando estaban conociéndose.

Esperamos, sinceramente que hayáis disfrutado tanto con la boda de Mar y José en la playa como lo hicimos nosotros cuando hicimos las fotos y que este reportaje les sirva a ellos como un homenaje y un pequeño recuerdo que les permita revivir de nuevo cada instante. De nuevo, enhorabuena a los dos y muchas gracias por dejarnos estar presentes en uno de los días más felices de vuestra vida.