Detalles que llaman la atención
Ser fotógrafo te da el enorme poder de enseñar como ves el mundo; resaltar esos detalles que te llaman la atención y a los que tú le das valor. Muchas veces ni nosotros nos damos cuenta del poder que tienen nuestras imágenes. Esas pequeñas cápsulas del tiempo que te llevan a un momento y a un lugar y con unas personas que posiblemente ya no estén a tu lado; ahí reside el verdadero valor de la fotografía, por desgracia tan denostada en estos tiempos, aunque curiosamente no paremos de hacer fotos todos los días.
Estos detalles o situaciones que vamos fotografiando están influidas por nuestras vivencias y por nuestro estado de ánimo. Todo ello le aportan un ADN que hacen nuestras esas imágenes, sobre todo cuando aportas tu alma al trabajo que realizas. Estas líneas las estoy escribiendo en abril de 2020, justo cuando ya llevamos veinte días de confinamiento y que también coincide con lo que debería de haber sido nuestra Semana Santa. Y tengo que confesar que revisando mi archivo, antes de seleccionar las fotografías que iba a utilizar para esta entrada, me han llamado la atención imágenes que de no estar influenciado por esto que estamos viviendo, hubieran pasado por mis retinas como meras postales que en su día me sirvieron de puente hasta llegar a la imagen final que yo quería representar; y que me ayudaría a aportar mi visión de la semana grande de mi pueblo, de Torredonjimeno.
Plasmando recuerdos
Es verdad que desde que soy fotógrafo profesional y me dedico a confeccionar los recuerdos de los momentos más importantes de la vida de la gente, hacer fotos sin gente, cada vez me resulta más difícil, es como hacer fotos a algún edificio que te llama la atención; intento introducir el elemento humano para aportarle un valor diferenciador. Esto también es el porqué de que muchas de las fotos que habéis visto no tendrían sin el elemento humano, no se si estaréis de acuerdo conmigo.
Curiosamente esas imágenes a las que me refiero, son estas en la que la gente inunda las calles, donde no existe distancia de seguridad ni medios de protección ante contagios, gente despreocupada viviendo el momento. Situaciones de lo más natural.
¿Quién iba a pensar que la Semana Santa de 2020 la pasaríamos en casa?
Y no porque la lluvia -como las dos anteriores- tornara los planes que durante todo un año han ido tomando forma con la mayor de las ilusiones. Al ver todas las fotos que he recopilado, me ha dado la sensación de que lleváramos media vida aquí metidos; y lo de estar en la calle socializando es como si hubiera sido hace meses …. ¡o años!.
Esta galería que os traigo es fruto de una recopilación de 10 años. De años que han sido mas prolíficos y he tenido que bucear entre miles de fotos y otros años en los que ni siquiera hice una triste foto con el móvil. Es lo que tienen los proyectos personales, que para no aportar más estrés de lo que ya nos deja el día a día en el estudio, hay que ir trabajándolos cuando el cuerpo te lo pide. Y sobre todo fotografiando lo que te pide, porque si no, dejas de disfrutarlos. Aunque os sorprenda, después de todos estos años, aún está incompleta; todavía queda mucho que exprimir de esta parte tan importante de nuestra cultura.
Algunas fotos ya las habréis visto por algunos de mis perfiles; no deberían de haber visto la luz a modo de recopilatorio hasta que el trabajo no estuviera terminado. Pero este año las circunstancias mandan. Me apetecía compartir con vosotros todo esto y así ayudar a que estos días de confinamiento pasen de la manera más entretenida posible; cosa que las nuevas tecnologías nos permiten.
Mi particular visión
Y es que una de las cosas que he ido aprendiendo desde que empecé a disfrutar de esta afición que más tarde se convirtió en mi profesión, los proyectos personales, no son cosa de una salida esporádica; sobre todo cuando lo que quieres plasmar va más lejos de fotografiar las imágenes, los pasos (ojo, que no lo critico, yo también lo hago). Pero lo que yo estaba intentando documentar aquí torpemente es mi visión, por eso que esta entrada se titula así. En ellas he intentado buscar la parte más costumbrista, centrándome mucho en el elemento humano; también en la manera que tienen mis vecinos de vivir tan intensamente esta tradición tan importante. Eso que aporta el valor que hace diferente y con identidad propia la Semana Santa de Torredonjimeno.
Aprovecho también para agradecer a todos mis compañeros que durante estos diez años me han acompañado durante las estaciones de penitencia; poniendo además la guinda al pastel de fotografiar en buena compañía, que siempre es importante, ellos sabes quiénes son.
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