Hace unos días mi hijo me preguntó por qué son tan importantes los recuerdos. Ese día, en el colegio, habían estado hablando de lo importante que es mantener vivos en nuestra memoria ciertos momentos. Tras darle muchas vueltas a la cabeza me di cuenta de que la respuesta era mucho más simple de lo que en un primer momento parecía. Los recuerdos son vitales porque nos hacen sentir vivos, recordar emociones pasadas y momentos irrepetibles junto a familiares y amigos. Guardar las fotografías del día de tu boda, revivir aquellas vacaciones en la playa en las que no paró de llover, rememorar el mes de verano en el que nació tu bebé, o plasmar en imágenes fijas los primeros pasos del pequeño de la casa.

Los padres de Leonardo, lo tenían claro: “Queremos hacerle un regalo a nuestro hijo, plasmar sus primeros años de vida en un álbum para que pueda verse a si mismo cuando sea mayor”. Ellos vinieron a mí, buscando algo diferente a lo convencional, una sesión natural, al aire libre, en un espacio abierto y soleado. La primera vez que me reuní con ellos, hicieron especial hincapié en que no querían que la sesión fuera pactada, si no que las fotografías recogieran lo que aconteciera en aquel momento. Como fotoperiodista de bodas, esa especial petición por parte de la pareja me entusiasmó. “Qué mejor que plasmar la felicidad de una familia que se deja llevar y que no pone límites a mi trabajo”, pensé. Y eso fue lo que hicimos. Tal y como me imaginé, la sesión al aire libre transcurrió en un entorno familiar y cercano, en el que todos disfrutamos mucho. A día de hoy, es una de las sesiones que recuerdo con más cariño, ya que si hay algo que me apasione de este trabajo es el poder retratar a las personas tal y como son, sin tapujos y complejos, espontáneos, mostrando sus sentimientos y emociones en un entorno natural al aire libre.

Para retratar a esta familia tan especial nos fuimos a la Hacienda La Marquesa de Viches, donde tomamos fotografías desde diferentes ángulos y en diversos escenarios. Esta fue, sin duda, una jornada especial ya que todos conectamos desde el primer momento. Todas las fotografías que les eché trasmitían la esencia de lo que eran: una familia feliz y unida. Leonardo, que en aquel momento solo tenía 8 meses, fue el que más disfrutó. Frente a las carantoñas de sus padres y los gestos de cariño, el pequeño no paró de sonreír ni un solo segundo. Y fue en este momento en el que me di cuenta de que para hacer unas fotos de familia al aire libre siempre es necesario sacar lo mejor de ellos a través de sencillos juegos. Cuando los padres se divierten junto con sus hijos, estos se olvidan de mi presencia, lo que hace que pueda pasar a formar parte de ese momento tan íntimo.

A pesar de todo, en este tipo de sesiones, la luz también juega un papel esencial. Como podéis ver en estas fotos, el hecho de que se tomarán al atardecer garantizó que en ninguna de las imágenes hubieran zonas muy claras o muy oscuras. El sol, que lucía con un tono anaranjado, nos permitió plasmar todos los momentos oportunos sin tener que escondernos de él, y le concedió a las imágenes un toque especial.

Aunque desde el primer momento en el que comencé a dedicarme al mundo de la fotografía sabía que plasmar los recuerdos en imágenes es una de las tareas más importantes que realiza un fotógrafo, fue a partir de este día cuando me di cuenta del papel tan crucial que juego en las sesiones que realizo. No solo porque debo poner en práctica todos los conocimientos técnicos que poseo, si no porque lo que yo recoja en esas fotografías será lo que, de una forma u otra, la familia acabará rememorando cuando pasen los años y decidan echar la vista atrás revisando ese álbum tan especial de fotos al aire libre. Y es que hay acontecimientos que solo suceden una vez en la vida, como por ejemplo casarse, u otros que, aunque se repitan, como tener hijos, merecen la pena ser recogidos en instantáneas que nos recuerden toda la vida el poder de una sonrisa junto a las personas que más queremos.

Podéis ver más sesiones fotográficas de familia que hemos hecho últimamente abajo.

¡Disfrutad!