En esta ocasión os queremos hablar de una boda muy especial: la de Carmen y Luis. Desde el momento que ella le dio el “sí quiero” a él; ambos tenían claro que, el gran evento, tenía que ser uno de los que no se olvidan fácilmente. Era abril de 2016, y la pareja decidió trasladarse hasta Florencia por segunda vez.

Luis recordaba como en su visita anterior, su novia no dejaba de repetir lo maravilloso que sería tener un anillo con una esmeralda verde, típicos de la zona, por lo que decidió comprar los billetes de avión y zarpar hacia una nueva aventura. Con el Ponte Vecchio como testigo, la pareja selló su amor, para más tarde, comprar la deseada alianza y disfrutar de la ciudad bajo otros ojos; los de aquellos que esperan la llegada de uno de los días más importantes de su vida.

Una ceremonia para no olvidar

Con ilusión y muchos nervios llegó también el momento más esperado, un soleado día de mayo, Carmen y Luis se fundieron en un gran beso de compromiso en Entre Hiedra de Torredelcampo, Jaén. Al evento asistieron todos sus familiares y amigos, quienes aprovecharon la ocasión para mostrar a los protagonistas todo el cariño que sentían por ellos. Asimismo, los asistentes pudieron disfrutar de algunos grandes momentos de complicidad que los recién casados vivieron.

Luis no pudo evitar emocionarse al ver entrar a la novia del brazo de su padre mientras sonaba de fondo Moon river en el momento de la ceremonia, y verse rodeado de todos sus seres queridos, mientras que Carmen no podía parar de mirar a su sobrina, quién reía y lloraba emocionada a partes iguales, y de soltar alguna que otra lágrima cuando su hermana la sorprendió leyéndole un texto muy especial.

Un banquete no menos especial

El banquete, que también se celebró en la Finca Entre Hiedra, fue de tipo informal. A lo largo de todo el espacio se ubicaron sillas y mesas altas de diferentes tamaños y estilos; distribuidas en todas las estancias, para que la gente que quisiera sentarse se fuera ubicando según prefirieran. Las mesas redondas estaban decoradas con manteles y flores en tonos rosas y verdes; mientras que las alargadas, hechas con tablones de madera, solo disponían de los arreglos florales.  Con ello pretendían que los invitados se sintieran lo más cómodos posible, y que, como resultado pudieran moverse por el espacio como les apeteciera. Así, consiguieron crear un ambiente distendido y afable.

Como detalle a los asistentes, la pareja ofreció tres libros con diferentes títulos de la editorial Ginger Ape, que regenta Antonio, el hermano de la novia, junto con otro socio. Sin embargo, uno de los momentos más especiales vino con la aparición de la banda que tocó en directo. En ese instante, Luis no dudó un segundo en cantar a dúo con ellos una de las canciones más especiales para ambos: El roce de tu cuerpo, de Platero y tú.

El vestido de la novia

Durante todo el evento, Carmen no paraba de sonreír y presumir de su increíble vestido, el cuál le habían confeccionado en el atelierInúñez Design de Madrid. Este fue un diseño que partía de cero, ya que ella tenía muy claro lo que quería y le apetecía vestir el gran día. Contaba que el trato había sido excepcional y que desde el primer momento las profesionales habían captado su idea y todo lo que tenía en mente. El vestido, en blanco roto, daba la sensación de ser un dos piezas sin llegar a serlo.

La creación contaba con una falda midi de vuelo a la altura del tobillo; y una preciosa tela con figuras bordadas que pusieron del revés consiguiendo, así, que el relieve se notaba aun más. Igualmente, el contraste de la  cinturilla ajustada negra le daba un aire a la moda de los años 50. Todo ello acompañado además, de un montón de tachuelas en oro viejo cosidas a lo largo de toda la franja en el bajo de la falda. Al conjunto le acompañaba un velo corto, de red, que aparecía sujeto con una diadema de terciopelo en crudo. Al igual que con el vestido le ocurrió con los zapatos. Además, tenía una idea muy clara en su mente, no obstannte, no lo encontraba en ningún sitio, hasta que de forma imprevista le vino a la mente la marca Louboutin.

Grandes preparativos para el gran acontecimiento

Por otra parte, Luis lució el reloj que ella le regaló por la pedida; un Jaguar azul, además de un mechero de oro con sus iniciales, regalo de su padre, de la marca Dupont; y gemelos en oro y azul de la misma firma. Carmen llevó un anillo de pedida de oro blanco con una esmeralda en el centro y dos brillantes; uno a cada lado de la esmeralda. Además, su madre le prestó los pendientes de oro blanco y brillantes y también una pulsera de oro amarillo y esmeraldas. Las alianzas fueron regalo de M. Pepa y Paloma; hermana y sobrina de ella respectivamente, y eran de la joyería Omega de Jaén.

El ramo de novia fue un regalo de sus amigas de Jaén. Ella quería un ramo silvestre que llevara margaritas y ramas de olivo, y Petite Reunión lo hizo realidad. El resultado fue un ramo sencillo, fresco y colorido en verde, amarillo y blanco.

Ambos disfrutaron del gran día como niños pequeños, desde que empezamos el reportaje de fotos con los preparativos y el maquillaje hasta la fiesta final. Una fiesta que, además, fue espectacular, donde todos los invitados no pararon de bailar y cantar al son del grupo «Cañoneros».

Nosotros, también fuimos testigos de todo lo que aconteció.

¿Qué te parecen las imágenes que captamos de ese gran día?

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